Empiezo con un ejemplo: ves una camisa de lino sostenible a 70€ e inmediatamente piensas que la sostenibilidad no te parece tan friendly, y asumes que no es para ti, ¿cierto?
Existe una crítica constante hacia la ropa sostenible por el alto costo que tiene, y además, generalmente la defenimos como “exclusiva” o “sólo para privilegiados” ¡Te entiendo! y es que las grandes marcas del fast fashion como H&M y Zara nos han enseñado: que una camisa tiene que costar 15€ o menos, que podemos comprar la imitación del look de una celebridad a precio de regalo, y que existen 52 micro temporadas al año, en vez de las cuatro temporadas naturales.
Por lo tanto, cuando una marca ética y sostenible te vende una camisa que cuesta entre 30 – 50€ o incluso 80€, es muy fácil descartarla y pensar, que este tipo de marca está dirigida únicamente a clientes con mayor poder adquisitivo.
Me tomé el tiempo de investigar y hacer varias encuestas en mi cuenta de instagram sobre por qué creen que la ropa sostenible es tan costosa y las respuestas me sorprendieron un poco.
“No sólo el alto precio de la pieza es lo que los detiene de comprar, sino la falta de información que hay sobre el tema. Muchos consideran, que las marcas suben sus precios a razón de su “ego” o puro marketing, cuando la realidad es todo lo contrario”
Las cinco claves de la moda sostenible
Existen 5 principales impulsores de costos detrás del alto precio de la moda ética y sostenible. Aquí te los explico de forma sencilla:
1. Trabajadores
Está en el top de la lista, porque el trabajador es el factor principal que impulsa los costos de la ropa sostenible. La mayoría de los consumidores no somos conscientes de que los trabajadores en la producción de ropa, no tienen salarios dignos, podríamos decir que en algunos casos miserables. Según el blog Ecocult, se estima que el 93% de los trabajadores de la confección de ropa no reciben suficiente salario para vivir, incluso en los Estados Unidos.
Lo que a veces también ignoramos, es que hay muchas personas en las cadenas de suministro de la moda cuyos salarios no son justos. Desde los trabajadores que transforman las materias primas en fibras y tejidos, hasta los trabajadores que empaquetan y envían la ropa a los almacenes.
Cuanto mayor sea la protección laboral y la empresa aplique condiciones favorables y justas a sus empleados, mayor será el costo final de la ropa.
2. Materiales
Para no entrar en detalles de manufactura y producción, puedo decirte que no existe suficiente demanda, para que un distribuidor de materia prima o un confeccionador de tela, tenga un buen precio a una tela hecha ecológicamente y con salarios justos a sus empleados. Es decir, el diseñador emprendedor de una marca sostenible, quiere un algodón orgánico perfecto, hermoso al tacto, pero por yarda. Ese algodón orgánico puede costar dos o tres veces más que el algodón habitual, lo que significa un 30-40% de aumento al precio final de su pieza sostenible.
Cuando se tiene la honesta intención de tener una marca de ropa sostenible. El coste de la calidad, la producción ética y la sostenibilidad debe llegar hasta el consumidor.
3. Certificaciones y transparencia
¿Adivina qué? un diseñador de una marca de ropa sostenible, tiene más asuntos que tratar para salir a la venta. Como si pagar un salario justo y obtener un material sostenible no fuese suficiente; existe el papeleo y la documentación necesaria para demostrar estos dos primeros, ya que la sostenibilidad busca confianza entre marca y consumidor.
Las certificaciones como B Corporation, Fair Labor Association, Bluesign, and Fair Trade más las auditorías regulares que las acompañan, pueden ser muy costosas. Lo que aumenta los gastos generales de la marca, y que también se refleja en el costo final de la prenda.
4. La vieja ley de “Demanda y Oferta”
Mi background profesional es Contable y Finanzas, así que este punto se me hace muy familiar. Una forma en que las marcas del fast fashion mantiene precios bajos, es produciendo en grandes cantidades (lo que se llama economías de escala). Cuando producen de 100 a 10,000 vestidos, los costos fijos como el alquiler, maquinaria e impuestos se distribuyen entre todas las unidades. Por ejemplo, Boohoo, un favorito en la comunidad de Instagram, puede ofertar vestidos por $5.99, porque produce entre 600 y 900 estilos nuevos por semana.
Mientras tanto, muchas marcas sostenibles se fabrican a pedido o produciendo muy pocas piezas. De principio a fin, una sola prenda puede tardar entre una y cuatro semanas en entregarse. Esto reduce el desperdicio de tela, ya que se tiene más cuidado al cortarla. Así evitan la sobreproducción y alientan al cliente a ver cada compra como una inversión,y no, como algo desechable.
“Time is money” ese tiempo de producción y cuidado de cada pieza, cuesta dinero.
5. El monstruo del marketing
¡Wow! ya pasamos por casi todos los pasos en la producción de una hermosa prenda de ropa sostenible, ¿y ahora? ¿Cómo se la hacemos llegar al consumidor?
Es difícil competir con la publicidad y la trayectoria de empresas que venden al por mayor como Wal-Mart, GAP y H&M. Una marca sostenible, que como ya vimos, no tiene el inventario ni pretende igualar la producción de estos, tiende a utilizar el método más común llamado: DTC o “Direct to Consumer”. De esta manera, la marca fija el precio y lo pone en su propia tienda online o física. Todas las ganancias van directamente a la marca.
Si bien, ni la venta al por mayor ni el DTC están relacionados a ser más éticos o sostenibles, ambos procesos generan costes, que en última instancia, influyen en el precio de un artículo. Especialmente para las marcas éticas más pequeñas.
Last but not least, un punto que quiero dejar claro, es que con la ropa sostenible, eventualmente sabes por qué es cara. Por el contrario con la moda de lujo, muchas veces no sabes de donde salen sus piezas, ni sabes si son necesariamente éticas o de alta calidad. Marcas como Armani y Michael Kors valoran la exclusividad sobre el valor o calidad.
“Una marca sostenible siempre será transparente. Puedes estar seguro que estás pagando por un producto de calidad y no por un logo”
Emily Carrizo