Una de las consultas que me hacen a diario es dónde es mejor meditar, si hay alguna guía sobre lo que sí y lo que no se debe hacer cuando se trata de crear un espacio para meditar. Lo primero que suelo decir es, que la regla principal es que ¡No hay reglas!, en realidad puedes meditar donde quieras, cómo quieras y cuando quieras.
Pero también es cierto, que cuando asignas un espacio personal a tu práctica y le atribuyes un significado, se genera una energía importante. Facilita el proceso de conexión al silencio, a la quietud, y te invita a retomar la meditación a diario para revivir la experiencia. Somos seres humanos llenos de costumbres y de hábitos, por lo que, si tienes un espacio en tu hogar que está destinado a relajarte, tu mente y tu cuerpo se acondicionarán a que cada vez que estén en ese lugar hay que dejar las tensiones y las preocupaciones afuera.
“Cuando creamos un ritual y le agregamos significado ocurre la magia, por ello, si realmente quieres desarrollar una práctica regular de meditación, sugiero que crees tu propio espacio, tu lugar de relajación al que puedas acudir cada vez que lo necesites”
Además, ¡es divertido diseñar un espacio para meditar! Por si acaso, no necesitas una habitación gigante, ni un cuarto solo para ti…no te preocupes, puede ser una esquina de tu sala, un rincón de un ambiente, un espacio de tu jardín, el balcón de tu departamento.
Las No-Reglas para crear tu espacio para Meditar
Manténlo simple: no necesitas invertir en una gran decoración, ni gastar dinero para crear tu espacio. Sí, puede que tengas la tentación de adquirir algunos objetos que asocies a la relajación como para crear el ambiente; puedes incluir una estatuilla de Buddha, un cuadro con un lindo paisaje, una vela, un incienso o unos aceites aromáticos para quemar, pintar las paredes con colores pasteles, lo que más resuene para ti. En esa medida, mantenlo simple, no quieres llenar demasiado el espacio pues puede generar el efecto contrario. Recuerda, “menos es más”. Si dispones de un pequeño rincón, puedes colocar un mat de yoga y encima un cojín o un zafú para meditar, un pequeño estante con una vela y un lindo mandala.
La comodidad es lo esencial: ya sea que tengas un gran espacio o uno pequeño, procura que sea cómodo para ti. Puede que tengas una esquina de tu casa al lado de una ventana en el que puedas colocar un sillón cómodo, o prefieras sentarte en el piso. Si éste es el caso, utiliza un cojín cómodo, que sea lo suficientemente alto que te permita mantener la cadera más elevada que las piernas. Siéntate en el borde del cojín y cruza las piernas permitiendo que las rodillas caigan al piso. De esta manera evitarás que se duerman durante la meditación ¡es incómodo meditar con las piernas dormidas, lo he vivido! Hay cojines especiales para meditar que se llaman Zafu, quizás desees invertir en uno o hacer tu propio zafu ¡yo hice el mio! Es importante que te sientas cómodo pues te invita a meditar al día siguiente.
Mientras menos distracción más fácil la práctica: trata de que tu espacio para meditar esté ubicado en un lugar donde no haya tantas distracciones ni interrupciones. Si puedes escoger el lugar más apartado, más silencioso de tu casa, ubica tu espacio ahí. Si no es posible, no te preocupes, puedes usar audífonos cuando meditas para bloquear un poco el ruido exterior y facilitar tu práctica.
Crea un ritual con significado: fija una hora del día para meditar y mantente apegado lo más que puedas a ese horario. Escoge una hora en el que sepas que será más fácil para ti presentarte a meditar y que no interfiera con tus actividades restantes. Idealmente, escogerías la primera media hora después de levantarte pues ello te permite establecer tu intención y generar las condiciones de paz y tranquilidad que quieres manifestar para el resto del día. Crea un ritual, puedes encender una vela, un aceite aromático, un incienso o simplemente tomar un instante para agradecer todo aquello que tienes en tu vida y las personas que te apoyan a diario. Puedes comenzar estableciendo una meta de meditar 15 minutos diarios por 7 días y gradualmente agregar a tu práctica algunos minutos adicionales para alcanzar 20 minutos y continuar por 21 días más.
Disfruta tu meditación: ahora que has creado tu espacio para meditar y establecido un ritual disfruta tu meditación. Recuerda que es normal tener pensamientos, es parte de lo que puedes experimentar cuando meditas. Trata tus pensamientos como si fueran nubes y déjalos pasar.
Observa tu transformación: mantén un diario de meditación en el que anotes cada día el tipo de meditación que hiciste. Anota el tiempo que dedicaste y lo que experimentaste dentro y fuera de la meditación. Será una gran guía para observar como vas transformando tu práctica y la práctica influye en tu vida diaria.
Espero que te hayan gustado mis “No-Reglas”. Siéntete libre de incorporar todo aquello que te ayude a crear tu espacio para meditar y ¡comparte tu experiencia con nosotros!
Namasté