¡Hola! Mi nombre es Maria y soy una compradora impulsiva. Desde que comencé a generar mis propios ingresos, a mis 20 años, empezó mi vicio por las compras impulsivas. Si le preguntan a mi mamá dirá que comenzó desde que era pequeña, pero de eso, no tengo constancia, así que dejémoslo así.
Cuando recibí mi primer cheque, fui directo a una tienda a comprarme ropa nueva. Primero porque quería “darme un premio” y segundo, porque mi jefe me dijo que tenía que vestirme mejor. De ahí en adelante, comenzó mi vicio por las compras.
Todas los comportamientos impulsivos, al igual que las adicciones, tienen un motivo y también una raíz más profunda que intenta gritar lo que realmente nos pasa. Pensemos por un momento en quienes sufren adicción a las drogas/los estupefacientes, nadie en su sano juicio querría echar por la borda su vida por el efímero placer de una dosis. Es más que probable que detrás de ese consumo problemático existan una variedad de problemas complejos como la presión social, el padecimiento de un malestar psicológico, situaciones de abandono, o sentimientos de tristeza, falta de pertenencia y rechazo.
Aclaremos que existen distintos niveles de gravedad respecto de este tipo de comportamientos. Existen las compras no planificadas, impulsivas, que dependen del significado que represente esa compra para nosotros. Y existen casos más severos, compulsivos, en donde el proceso de compra nos brinda una satisfacción momentánea a la que solemos recurrir para enfrentar situaciones de insatisfacción. Estas últimas, deben tomarse con seriedad ya que pueden desembocar en una adicción patológica.
Lo que queremos resaltar es que cualquier vicio está relacionado con la segregación de dopamina, el neurotransmisor encargado de darnos sensación de placer, y el vicio de comprar, no escapa de esta relación.
Durante este año tan particular, he tenido el tiempo y la disposición de estudiar y analizar muchas cosas relacionadas con mi comportamiento, y por ello caí en la cuenta de mi vicio impulsivo al shopping.
Cómo identificar las compras impulsivas
Pese a estar pasando por una incertidumbre económica importante, yo seguía comprando, y lo peor de todo es que compraba ropa. ¡Siii leíste bien! Ropa, que evidentemente no usaba porque estaba confinada en casa. Para mi esto fue como tocar fondo…me llegaban paquetes de ropa en casa, que hoy en día, aún mantienen sus etiquetas.
Siempre me he reconocido como una persona racional y responsable, entonces ¿cómo era posible que estuviera haciendo cosas sin sentido? Pateando en contra de mi propia economía y, por consecuencia, de mi bienestar general. Es así que decidí llamarme a mi misma a una intervención para reflexionar sobre mi problema.
Así logré identificar una raíz, que ha mutado y hoy en día es un monstruo de mil cabezas. Comencé a comprar como “recompensa” a mi esfuerzo, como un reconocimiento de mí para mí. ¿Lo hacía porque no recibía reconocimiento en otro lugar?, seguramente.
Luego mutó, le salieron 2 cabezas, empecé a comprar también cuando estaba triste y quería levantarme el ánimo ¿Será porque no lograba ser feliz por fuera de cosas materiales?, seguramente. Ni les cuento cómo evolucionó este monstruo durante la cuarentena, ya compraba por ansiedad, por aburrimiento, por diversión… perdí la cuenta de cuantas cabezas tenía el monstruo.
¿Tu también haces compras impulsivas?
Para saber si tu también estás cayendo en el vicio de las compras impulsivas, te dejo una lista de preguntas que me ayudaron a responder esa incertidumbre. La clave es identificar el origen de tus compras:
- ¿Compras por necesidad?: sólo compras cuando necesitas algo.
- ¿Compras para subirte el ánimo?: sólo compras cuando te sientes triste.
- ¿Compras para recompensarte?: solo compras porque quieres premiarte.
- ¿Compras por euforia?: solo compras cuando estás feliz y quieres celebrar
- ¿Compras por todas las anteriores, y tu monstruo y el mío son amigos y ya han ido de shopping juntos?
Cómo controlar las compras impulsivas
La buena noticia, es que estoy escribiendo este artículo, porque tomé la decisión de eliminar este vicio para crear un hábito de compra saludable y responsable, por mi y por mi entorno. ¡Ojo! Para mi es importante el equilibrio, en general, vivir en armonía con mis ideas, sentimientos y emociones es vital para mi bienestar. Digo esto, porque quiero seguir disfrutando de mis compras y cortar con esta actividad de raíz tampoco es el punto.
Mi idea es lograr una mejor relación conmigo misma, que me permita llevar un estilo de vida acorde a mis valores y posibilidades. Dentro de esta armonía tengo que tomar en cuenta mi estabilidad financiera, mis carencias emocionales y cómo las gestiono inteligentemente.
Pasos para disminuir las compras impulsivas
Aquí te comparto mis pasos para crear un hábito de consumo consciente, sostenible y que además tu bolsillo lo agradecerá:
Con el carrito de la compra repleto, vamos prenda por prenda, accesorio por accesorio, electrodoméstico por electrodoméstico, y pasamos cada artículo por este primer filtro:
- ¿Combina con mi estilo de vida?
- ¿Durará?
- ¿Lo necesito?
Si respondiste ¡Si! a las tres preguntas, maravilloso, decidiste comprarlo. Ahora, aplícale un segundo filtro a ver qué respuestas obtienes:
- ¿Es sostenible?
- ¿Es de comercio local?
- ¿Ayuda al planeta su consumo?
Son esas pequeñas acciones individuales que suman grandes respuestas colectivas.
Desde Sano Experience apostamos por un consumo consciente para nosotros mismos y nuestro entorno. Esta es la filosofía que te invito a aplicar en tus hábitos de compra de ahora en adelante.
El cambio empieza por mí
- Suma una actividad que te genere bienestar
Practica algo nuevo, que te brinde placer. Piensa en otras actividades que no afecten tu estabilidad financiera y que realmente te aporten valor emocional, del verdadero, del que es interior y duradero. Fomenta hábitos o actividades que te aporten recompensas, que te suban el ánimo y que te apacigüen el corazón cuando así lo necesites.
Puede ser un nuevo deporte que te acerque a una red de personas con los mismos intereses, además de brindar una red de contención y un espacio de pertenencia. También puedes sumar a tu rutina actividades de relajación como el Yoga. En este artículo, de nuestra embajadora yogui, podrás encontrar todo lo que debes saber sobre esta actividad.
- Ahorrar para un bien mayor
A todos nos gusta que nuestro esfuerzo valga la pena. Al organizar tus metas de compras tendrás la billetera en la mira de algo que realmente deseas. Así los regalos de ti para ti tendrán mucho más sentido. Puntos extras si estos premios te brindan bienestar espiritual, mental y contextual. Piensa en esas vacaciones que vienes postergando, o una mudanza a un lugar mejor.
- Aléjate de las tentaciones
Como dice el dicho “la carne es débil”, a menos que vivas justo en la Quinta Avenida de Nueva York, evita pasear tanto por calles repletas de tiendas, o evitar visitar con frecuencia los centros comerciales. Cambia el plan de: “vamos de compras” a “vamos de paseo al mar, a la montaña, participemos en un voluntariado, nos apuntamos a un taller”.
Importante, si eres 100% digital, elimina las mil aplicaciones de compras que tienes en el móvil. No solo se debe hacer limpieza de gente tóxica, también puedes hacer limpieza de apps que pueden ser una tentación constante. Volvemos al equilibrio, las aplicaciones también están para hacernos la vida fácil, no hace falta que las elimines todas, simplemente analiza y quédate con las que te aporten valor.
- Se sincera
Vas a seguir comprando el tip de oro aquí es hacerlo consciente y responsablemente.